Día 1: el fin de la transición

lunes, 18 de enero de 2010


Por Jorge Román

Ayer terminó la transición a la democracia. En Puente Alto y La Florida, los bocinazos eran escasos y las banderas se enarbolaban sólo desde la seguridad del auto comprado en veinte o treinta cuotas. Pero en la micro y el metro la gente andaba como de costumbre: silenciosa, gris, con una mueca de resignación, como si no les importara la algarabía que se formaba frente al hotel Crowne Plaza, en la Alameda, en Providencia, Las Condes y todos los barrios arribistas.

Yo vivo a una cuadra de Providencia y el escándalo era molesto: eran las doce de la noche y aún había gente tocando cornetas, piteando escandalosamente la bocina y celebrando porque habían ganado. ¿Quién ganó? La verdad, Chile ganó mucho más con clasificar al mundial que con cualquier elección presidencial. Ninguno de nosotros ganaba ni con Frei ni con Piñera. A lo sumo, ganamos un cambio de rostros en el equipo: en vez de ver a Vidal como vocero de gobierno, vamos a ver a Longueira, o Lavín, o quizás Iván Moreira, quién sabe.

Pero ideológicamente, ninguna de las opciones prometía un cambio. Incluso el mismo Piñera dijo en su primer discurso como presidente electo que no tenía intención de derribar lo que ha hecho la Concertación. Apenas hizo promesas vagas de ampliar las redes de protección social (lo que, en su lenguaje, puede entenderse simplemente como limosnas y bonos familiares), superar el subdesarrollo, derrotar la pobreza y dar oportunidades (nótese que no dijo "dar oportunidades para todos", sino simplemente "dar oportunidades"... lo que suena a "becas", cosa que ya se estaba haciendo).

Sin embargo, las palabras bonitas, las buenas intenciones y la ingenuidad de la ciudadanía no pueden cambiar lo esencial: Piñera fue un prófugo de la justicia y no fue procesado porque tenía un hermano en el gobierno de Pinochet; sus empresas han tenido que pagar multas por colusión (LanCargo, Farmacias Ahumada) y él por abuso de información privilegiada (al respecto, sugiero leer la última edición de El periodista, que reproduce un capítulo del libro de María Olivia Monckeberg Los magnates de la prensa, o que lean directamente el libro). Y, lo más importante, Piñera no gobernará solo: gobernará con un montón de políticos que participaron de la dictadura o que, hasta hoy, avalan el que a la gente le quemaran los genitales con cigarrillos y las hicieran comer su propia mierda porque pensaban diferente o porque quizás estaban preparando una revolución.

La transición terminó. ¿Por qué? Porque, después 22 años, la ciudadanía ha optado por olvidar todo lo que pasó en este país, ha optado por hacer borrón y cuenta nueva y hacer como si Piñera y todo su equipo de gobierno fuesen blancas palomas que no han ejercido un cargo de gobierno en más de dos décadas. La transición terminó porque no queremos recordar que nuestro abuelo enterraba sus libros en el patio o electrocutaba los pezones de seres humanos. Terminó porque, por fin, nos hicieron creer que la Alianza es un cambio, cuando simplemente son parientes de la Concertación. La clase política chilena está conformada por un puñado de apellidos que se reparten casi en forma aleatoria en el estrechísimo espectro político chileno, que apenas alcanza a rozar la izquierda, porque incluso los comunistas son conservadores.

Quizás la transición terminó porque en estas elecciones por fin votó una generación que nació en democracia. Una democracia tutelada, pero una democracia al fin.

Quiero empezar este blog como un registro, como un espacio donde desahogar lo que estamos viviendo, el verdadero "cambio" que se vivirá en Chile durante los próximos años. Quiero invitar a mis amigos y a cualquiera que tenga deseos de expresarse a través de este pequeño espacio, a que cuente cómo se está viviendo hoy en este país que ni los políticos ni la ciudadanía ni la prensa parecen conocer.

Yo recuerdo el día que ganó el "No": recuerdo esas filas interminables de autos con banderas multicolores que recorrían toda la Alameda, Providencia y Apoquindo, esa euforia colectiva que, creíamos, marcaba el fin de la tiranía. Las celebraciones de ayer son una sombra de lo que fueron las celebraciones de ese lejano octubre de 1988, apenas un eco de la felicidad que recorría las calles de Santiago y, supongo, de todo Chile, cuando se supieron los resultados. Sin embargo, no ganamos. No ganamos porque Pinochet perdió bajo sus condiciones, condiciones que se han mantenido hasta hoy, porque ni la Concertación ni la Alianza han demostrado una voluntad real por cambiarlas. Porque a ellos les conviene.

Piñera ganó. Y promete, una vez más, que la alegría ya viene (no lo dice textualmente, pero eso quiere decir en su primer discurso como presidente electo). Sí, el cambio, la alegría ya vienen. ¿Por qué me siento en un constante déjà vu?

10 comentarios:

Barbaridad 18 de enero de 2010, 11:24  

claro que no son muy distintos Frei y Piñera. El problema son los que estàn en las sombras, que esperaban la oportunidad para agarrarse con uñas y dientes de alguna tribuna publica. Ahora lo consiguieron, y eso me da terror...

Myriam 18 de enero de 2010, 11:38  

Como muy bien escribe Gabriel Salazar: "La elección presidencial de 2010 pertenece al rango de las soporíferas. Pues no hay nada en juego. Todo es continuismo. Un candidato habla del “cambio” como quien cambia de dentífico. Otro, de que “vamos a vivir mejor”, como quien se lustra los zapatos. Y la razón es que el modelo neoliberal chileno es extremista y yace sobre el mercado mundial como una odalisca: en estado de perfección. No se le puede agregar nada en lógica neoliberal, como no sean medidas de baja estofa: expulsar de las reparticiones fiscales o municipales a los funcionarios ‘a contrata’ que militan en la Concertación, o privatizar lo poco que queda por privatizar, o mercantilizar las iglesias (el Espíritu Santo suele no cobrar por sus servicios)".



En las cúpulas no hay cambios, pero en la ciudadanía sí. Esperemos que sea para mejor.


PD: después posteo el enlace al la columna de Gabriel Salazar, porque ahora está caída la página del The Clinic. Pero si lo quieren buscar se llama "La elección presidencial del bicentenario".

Jorge Román 18 de enero de 2010, 12:41  

Bárbara: la verdad a mí tampoco me gusta la tropa de rapiñas que viene de yapa con Piñera. Si te sirve de consuelo, muchos de ellos fueron funcionarios públicos hace 20 años y probablemente ya tienen principio de alzheimer o demencia senil... Bueno, parece que eso no es un buen consuelo, ¿no?

Myriam: me tincó mucho la columna de Salazar. La voy a buscar más tarde. Yo también espero que el verdadero cambio se dé en la ciudadanía, pero cuando me levanté en la mañana los adolescentes seguían escuchando reggaetón, los choferes seguían tirando el auto encima de la ciclovía y una ingenua de mi oficina me sacaba la lengua mientras me decía "perdiste" y yo le dije "y tú también, es sólo que todavía no te das cuenta".

En fin, siempre queda la maldita esperanza. Cada vez la odio más.

Micro Pensamientos 18 de enero de 2010, 12:45  

Estoy muy de acuerdo con lo que planteaste en la columna. En realidad ganara Piñera o Frei los que íbamos a perder seríamos, igual nosotros, todos los chilenos. Ninguno de los dos candidatos mostraba un real interés por cambiar. El sistema económico neoliberal seguiría imperando con ambos, la desigualdad se mantendrá.

A mí lo que me sorprende es que Chile va distinto al panorama de la región. Mientras América Latina cada vez se vuelve más progresista; Chile, después de más de 50 años decide tener un gobierno de Derecha.
Me sorprende que hayan personas bastante ilusas que piensan que por votar por alguien con plata no va a robar o no se va a enriquecer.

Vamos Chile, hay que seguir construyendo, pero desde la oposición. Ojalá que los Partidos de la Concertación decidan pronto su camino a seguir y que escuchen efectivamente lo que la ciudadanía les estuvo diciendo mucho tiempo.

Myriam 18 de enero de 2010, 14:21  

La columna de Gabriel Salazar hoy en LUN: http://www.lun.com/Pages/NewsDetail.aspx?dt=2010-01-18&NewsID=77193&BodyID=0&PaginaId=9

"La Alianza triunfante tendrá que enfrentar esos problemas sin poder suprimir las causas que los producen (como le ocurrió a la Concertación). Sería suicida. Así que no puede cambiar nada. Será más de lo mismo".

Juan Soriano 18 de enero de 2010, 14:43  

Nací en el 82, mi infancia la viví con esa precaución de hijo, mejor quédese jugando en la casa, o no salga mucho a la calle.

Si, es cierto mi madurez llego con esa democracia tutelada. Por largo tiempo me cuestione el no estar inscrito, aun cuando mis ideas coincidan con el gobierno de turno, se acentuaban mas con Lagos, y llegaban a convencerme mas aun con Bachelet, entonces vino el quiebre, vi que por 1era vez la derecha, esa que no entiendo como la gente de temuco e Iquique elige llegaba de a poco al poder, me inscribí, vote por Meo, luego por Frei, el domingo a las 17:15 con la proyección de canal 13, las caras en mi casa eran larguísimas, no entendíamos como sucedió.

Ahora sabemos que se vienen tiempos difíciles, no de militares en las calles, ni de personas torturadas, si no de tortura comercial, de apretar a esa clase media que dicen favorecer, y de estrujar a los que están mucho mas abajo.

Tengo miedo por la cultura de mi país, por la música, fotografía, cine y teatro de mi país. Tengo miedo de una iglesia mandando en las sombras, espero equivocarme y no vivir unos 4 años de oscuridad cultural.

Me pareció excelente el Blog, ojala una entrada todos los días, quien sabe si se convierte en algo histórico, hoy es el día después...

Natilla 18 de enero de 2010, 17:25  

Por fin leo algo sobre estas eleccioens que no son solo reclamos, o reclamos por los reclamos y que dice las cosas como son, y de paso representa bastante mi modo de pensar al respecto. Leo y sigo. Gracias por el link, Myriam, se agradece!

Jorge Román 19 de enero de 2010, 9:48  

Estimados: antes que todo, muchas gracias por pasar y los invito cordialmente a que me envíen colaboraciones a mi correo caballero.fantasma(arroba)gmail.com. No tienen por qué cabecearse demasiado: un par de párrafos contando su experiencia, sus ilusiones y sus recuerdos bastan.

Micro Pensamiento: muy de acuerdo. A mí también me sorprende la ingenuidad de la ciudadanía, y no sé si de verdad creen que la cosa va a cambiar para mejor o simplemente querían un cambio estético, no de fondo. Porque hay que ser muy tarado para creer que la derecha va a gobernar para darle oportunidades a todos. La verdad yo creo lo mismo que Salazar: no ganó la derecha, sino que la Concertación se derrotó a sí misma el día que eligió a Frei como candidato. Y aún así, me sorprende que Frei le haya dado la pelea y haya perdido por sólo 222 mil votos.

Juan Soriano: gracias por tu aporte... Es cierto, los que recordamos la dictadura lo hacemos con el miedo que nos inculcaron nuestros padres a los funcionarios de gobierno y a los uniformados. Yo no creo que eso resucite en forma tan descarada: no habrá detenidos políticos ni tortura física, pero sí podría haber bases de datos de opositores a los que les costará encontrar trabajo, podría haber un aumento desmedido en la "flexibilidad laboral" al punto que tendremos que trabajar 16 horas diarias 6 días a la semana para hacernos un sueldo decente y por supuesto ya podemos despedirnos de la indemnización por años de servicio. Saludos y gracias por pasar.

Naty: Gracias por pasar y por las palabras de aliento. En el fondo, también estoy reclamando, pero lo que me molesta es la gente, no los políticos. Me molesta el conformismo, la exaltación de la ignorancia y la evasión a discutir de política (no confundir con "pelear por política", cosa que se hace muy a menudo). ¡Saludos!

JoZe 21 de enero de 2010, 16:44  

Nací en medio de la dictadura (1983), no conocí hasta adolescente por medio de la información que me entregaron mis profesores y libros la historia de opresión y muerte que vivió Chile. Tengo la suerte de no haber perdido familiares por el regimén militar, pero siento que ese periodo oscuro debe ser recordado para que no se vuelvan a cometer tales atrocidades. Sé que quienes tienen ahora la oportunidad de manejar las politicas de estado (vivienda, salud, educación, cultura) en su mayoría estuvieron a favor e incluso celebraron las ejecuciones. Que lamentable me siento al ver y escuchar a gente que no sabe ni le interesa saber por QUIENES votaron. El voto se hizo presa de la ignorancia.
Ahora solo queda esperar atento que decisiones tomaran los intelectuales del cambio.
Se agradece el espacio de desahogo.

Jorge Román 21 de enero de 2010, 18:21  

JoZePe: yo tampoco (por suerte) perdí a nadie durante la dictadura, y la verdad crecí bastante ignorante respecto a lo que pasaba mientras jugaba con figuritas de G.I.Joe y Star Wars. Sin embargo, a medida que crecía y me fui informando, empecé a horrorizarme y a entender por qué le tenía desconfianza a los uniformes.

Toda la razón: los que acompañarán a Piñera en su gobierno son demasiado siniestros y los que votaron por la "centroderecha" (lobo con piel de oveja) parecen demasiado estrechos de mente para entender que si hay algo que a ellos no les interesa son las reformas sociales. Pero no tienen problemas en dar limosnas.

Gracias por pasar y desahógate todo lo que quieras.

Por cierto, excelente imagen de perfil.

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